La relación del padre de Adele,
Mark Evans, con la cantante no es mala. Directamente es nula. El señor es muy
amigo de la prensa –por decirlo de alguna forma-, algo que no le gusta a la
artista, muy preocupada por mantener su privacidad. Pues bien, Mark ha decidido
contar cómo están las cosas con su hija, un gesto que no favorecerá su
reconciliación. Ha explicado, por ejemplo, que no conoce a su nieto.
Mark vendió a la prensa algunas
historias sobre Adele en 2011. Desde entonces, ella no ha tenido trato con él,
que ha intentado arreglarlo. Dice que la llama, le envía mensajes, le felicita
las Navidades y los cumpleaños, pero aun así “es como si estuviera muerto para ella”. Y
además, va llorando por los tabloides explicando que le ha roto el corazón. “Sabía que estaba saliendo
con alguien, pero fue como un rayo caído del cielo cuando me enteré de que
estaba embarazada” ha contado. “Tan pronto lo supe quise reunirme con ella para
hacerle saber que podía contar conmigo”. Pero no lo consiguió. Quizá debería
habérselo pensado a la hora de ganar dinero con la vida privada de su hija.
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