Aunque lleva una semana ajetreada, por eso de que Elton John y Paul Van Dyk tienen muchas ganas de insultarla, Madonna ha aterrizado en Rusia donde, sin duda, tiene que resolver sus propios problemas. La organización del concierto que Madonna dio en Russia se encargó de repartir pulseritas de color rosa con voluntad de desafiar una nueva normativa impulsada por Vladimir Putin según la cual se prohíbe promocionar cualquier acto homosexual. El momento álgido del concierto vino cuando Madonna hizo un discurso a favor de las Pussy Riot, unas chicas que fueron encarceladas por cantar en una Iglesia ortodoxa una oración por tal que se echase a Putin del gobierno. Madonna considera que cometieron un delito de blasfemia y que ya "han pagado el precio". En apoyo a las Pussy Riot, Madonna se pintó en la espalda el nombre de la banda y lo dejó ver mientras interpretaba Human Nature.
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