
El documento establece que el mánager, Epstein, sería responsable de “todos los asuntos relativos a la vestimenta, maquillaje y aspecto” de la banda y le daba la posibilidad de despedir a cualquiera de los integrantes si había problemas entre ellos. Una de las cláusulas dice que podía echar a alguno de los cuatro si “dos o más de ellos desean dejar fuera a uno o más del resto sin el consentimiento escrito del mánager”.
“Sin este contrato y la relación que representa, parece inconcebible que The Beatles hubieran conseguido lo que consiguieron”, dice Gabriel Heaton, especialista en libros y manuscritos de la casa de subastas. “Se necesita más que inspiración musical y composición para reinventar la música popular”.
Epstein, que regentaba una tienda de discos antes de dedicarse a la carrera del grupo, convenció a The Beatles para que le dejaran ser su representante después de escuchar sus canciones. Así fue desde que firmaron este contrato hasta 1967, año en el que Epstein murió por una sobredosis accidental de medicamentos. Tal fue su implicación en la banda que llegó a ser conocido como el quinto Beatle.
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