Leona Lewis no cumplió las
expectativas de su discográfica con Echo, así que para su tercer disco la
pusieron a grabar canciones que se ajustaran al dance de moda. Los números de
Collide (relegado a la edición deluxe y en formato remix) tampoco satisficieron
a su equipo, que se quedó muy descolocado a la hora de vender a la cantante. Por
ello, le tocó volver al estudio para rehacer el álbum, cuya publicación se
retrasó un año. No se sabe hasta qué punto se ha reformulado Glassheart durante
este tiempo, pero parece que ha servido para superar mínimamente la crisis de
identidad musical de Leona.
En Glassheart hay electrónica,
sí, pero va más allá del dance para fiestas que habla de fiestas. Se trata de un sonido oscuro
en el que Leona encaja a la perfección. En Come Alive coquetea con el dubstep,
mientras se llena el estribillo de grandes beats. Todo ello para derivar en un sorprendente
final techno. Y Glassheart es la canción uptempo del disco, pensada para clubs
y posible single. Una locura electrónica.
Sin embargo, Leona es una artista
de baladas, de modo que no podían faltar en este álbum. Destaca el single
Trouble, con una excelente producción y con la cantante involucrada en su
interpretación. Suena mucho a su compositora Emeli Sandé, lo que le quita el factor sorpresa
que hubiera tenido hace un año. Luego está Fireflies, en la que el piano crea
un gran ambiente que culmina en un coro final tirando a góspel para que Leona
se luzca con los gorgoritos.
Las canciones que no son
baladas se mueven cerca de ese terreno, como el grower Un Love Me, al que le
favorecen mucho los punteos de guitarra. Por su parte, Lovebird, en cuya
composición ha participado Dr. Luke, resulta entretenida (y edulcorada) con
tantos “dum-dum dee-dee”. Más movida es Shake You Up, que podría haber formado
parte del repertorio de la Whitney Houston de los 80. Cuenta con uno de los
mejores estribillos del disco. La ya clásica aportación de Ryan Tedder, Favourite Scar, también suena bien. Esta vez se
distancia de sus colaboraciones anteriores con la británica apostando
por un tema alegre y con buenos beats.
Pero en Glassheart se repite
uno de los errores típicos en la carrera de Leona: aburre con tantas baladas.
Las canta muy bien, pero no las dota de tanto sentimiento como haría Adele ni
consigue que la mayoría tengan algo especial, lo que se convierte en un
problema. Para comprobarlo, basta con remitir a I To You, plana por muy bonita
que sea la instrumentación, o When It Hurts, que no se salva ni por esa
guitarra eléctrica que incorpora. Tampoco ayudan mucho la prescindible
Fingerprint, cuyo registro grave le perjudica aún más, ni la previsible Stop
The Clocks.
En conjunto, Glassheart
funciona mejor que Echo. Las baladas o semibaladas, como siempre, son el eje
central de la propuesta de Leona, pero esta vez existe la variedad justa para
que se pueda disfrutar de unas cuantas sin aburrirse por completo. El disco se
ve favorecido especialmente por los “experimentos” (afortunadamente se han
alejado del dance tan empalagoso de Collide) que la han sacado de su zona de
confort, un camino por el que debería apostar más en el futuro.
Nota: 6,5
Destacamos: Un Love Me, Come Alive, Shake You Up, Glassheart
Tuve la oportunidad de escucharlo y la verdad que opino igual que ustedes, es decir, es un buen álbum...pero en un pequeño punto te llega a aburrir.
ResponderEliminarMe encantan canciones como Glassheart, Come Alive, Trouble, Un Love Me...son simplemente geniales. Pero con canciones como When It Hurts o I To You me dan ganas de pasarlas directamente del disco jaja.
Esperemos que le vaya bien y que no FLOPEÉ.
Esperemos que no fracase. Aunque a veces llega a aburrir, siempre tiene algunas canciones que están bien.
ResponderEliminar