Hace unas semanas los paparazzis cazaron a la hija de Madonna, Lourditas, de 15 años, fumando cigarrillos. Y, claro, al ser la cría tan jovencita, las miradas y las dudas sobre si es buena madre o no se depositaron sobre Madonna. En ese momento, Madonna no le dio demasiada importancia al asunto. Ahora, ha asegurado que quizá debió ser un poco más severa con su hija: “probablemente no soy tan dura como debería ser. Creo que debería ser algo más dura. Es difícil, cada día es una negociación, pero fumar no es algo que me entusiasme, para nadie”. Si lo miramos con frialdad, Madonna puede informar, aconsejar y recomendar a Lourditas que no fume por su bien, pero en ningún caso puede imponerle que haga su voluntad. Más que nada, porque los hijos toman como referente a los padres en la mayoría de casos, y Madonna fue, en su día, una jovencita rebelde y precoz que empezó a fumar, beber e ir con hombres probablemente antes de tiempo. Así que Madonna es, o tendría que ser, una madre algo estricta, pero no impositora. Su pasado habla por ella.
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