Brandon Flowers, más pop y ochentero en ‘The Desired Effect’

Dice Brandon Flowers que cada canción de The Desired Effect es un single. Aunque la afirmación quizá resulte exagerada, lo cierto es que casi se podría decir que no miente. Para su segundo disco sin The Killers, el cantante se ha aliado con Ariel Rechtshaid (Haim, Vampire Weekend, Sky Ferreira), con quien ha seguido explotando su gusto por el pop y el rock de los 80, un sonido que evidentemente está presente en todo el álbum.
Canciones como Lonely Town –con su saxo, sus coros góspel y, sí, su vocoder- o esa joya pop que es Can’t Deny My Love podrían haber sido un hit en los 80. Ahí radica el éxito de este disco. Brandon ha conseguido grandes estribillos aunque sin renunciar a su espiritualidad y sus reflexiones sobre el amor y otros temas. Es imposible resistirse a la alegre y eufórica Still Want You y su poso caribeño. Y resulta difícil no dejarse llevar por la magia de la teatral Dreams Come True. Su sonido tipo Broadway no podría encajar mejor con esos sueños que se hacen realidad de los que habla.
Como pequeño experimento, Brandon ha sampleado el Smalltown Boy de Bronski Beat en I Can Change, donde además escuchamos a Neil Tenant de Pet Shop Boys en los coros. ¿Hemos dicho ya que este es un álbum ochentero? Y ha convertido Diggin’ Up The Heart en un número de rockabilly con sintetizadores al que no podemos más que dar la bienvenida una vez pasada la primera mitad del tracklist.
The Desired Effect solo flojea hacia el final. Never Get You Right o Untangled Love suponen un pequeño bajón, aunque tampoco son nada que no se pueda aguantar. Es simplemente que venimos de una sucesión de temas superiores. El cierre se reserva a The Way It’s Always Been y su llamada a la calma con una melodía country en la que el músico saca su lado más religioso al cantar sobre una Segunda Venida.
El segundo trabajo en solitario de Brandon le ha permitido juguetear con nuevos sonidos y abrazar un pop divertido y directo sin ningún tipo de complejo. The Desired Effect muestra a un artista centrado y muy consciente de lo que quiere ofrecer: ni más ni menos que una colección muy disfrutable de canciones en las que hace una revisión de la música de los 80. Mientras sus aventuras fuera de The Killers sean así, las esperaremos con los brazos abiertos.

Nota: 8,2
Destacamos: Can’t Deny My Love, I Can Change, Still Want You, Lonely Town
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