Madonna debió de concebir Rebel Heart
como un disco importante en su carrera. A pesar de mantenerse como una de las
artistas más relevantes del pop durante más de 30 años –todo un logro-, su
último trabajo, MDNA, se consideró un fracaso y volvieron sobre ella los
comentarios de que poco le quedaba por ofrecer. Por eso, parece que se ha
tomado este álbum como un regreso serio a la música. Y, sin embargo, las cosas
no han podido ir peor. Entre la falta de apoyo de las radios, las filtraciones
y la famosa caída en los Brits, el lanzamiento está bastante tocado. Frente a esto,
y aunque no todo en él es bueno, Madonna vuelve a demostrar con este trabajo por qué está donde
está.
Decantarse por la eufórica Living For Love como carta de presentación del proyecto es una muestra más del buen olfato para la música
que tiene la cantante. Subiéndose al carro del revival del house de los 90,
aprovecha para sonar actual y a la vez reivindicar su pasado. Eso sí, no sirve
ni de lejos como ejemplo del heterogéneo sonido de Rebel Heart. Aquí cabe desde
la mezcla de country y dance que le ha dado la fama a Avicii -el tema
antidrogas Devil Pray, en el que aparece como co-productor- hasta el
característico dancehall de Diplo, que está mucho más acertado en Unapologetic
Bitch que en la frénetica Bitch I’m Madonna, que termina siendo un intento desesperado por parte de los dos por ser los más guays del momento. Nicki Minaj, sin despeinarse, lo consigue con uno de esos raps que tan bien se le dan.
Hay también espacio para coquetear con el
trap en Iconic, con esa estructura ya clásica de subidón que se rompe en el
estribillo instrumental. Hasta incluye a un rapero, Chance The Rapper en este
caso. Incluso el sonido de Yeezus
se deja ver por el tracklist. Pero no porque encaje, sino porque probablemente
Madonna quería trabajar con Kanye West. Solo así se entiende que haya pasado el corte la
absurda Illuminati, en la que se ríe de una de las mayores teorías
“conspiranóicas” de internet, o Holy Water, que si bien está mejor y tiene un
momento Vogue, resulta una oda al sexo oral con una letra de lo más
sonrojante.
Contra todo pronóstico, las canciones más
calmadas se convierten en uno de los puntos fuertes de Rebel Heart. Ghosttown
es una de esas buenas baladas que Madonna no conseguía en años. Es envolvente y
tan sencilla como efectiva. En la acústica Joan Of Arc es un placer escuchar su
voz sin tantos artificios. Y Body Shop es una agradable sorpresa al incluir esa
especie de sitar. Consigue, salvo algunas excepciones, alejarlas de un sonido
genérico y darles un toque especial como en la optimista Hold Tight o Wash All Over Me, que tiene un
punto espiritual a lo Ray Of Light.
Es una pena que Rebel Heart arrastre dos problemas. Por un lado, hay una falta de cohesión en cuanto a sonido, aunque
temáticamente casi todas las canciones hablan del amor y el desamor, el sexo o
la fama. Y por otro, su tracklist resulta excesivo. Es difícil, si no
imposible, mantener el tipo en un disco de 19 temas (por mucho que la edición
estándar tenga 14, la deluxe se ha convertido en la principal). Sin duda, el álbum se
hubiera beneficiado de una mayor contención. Por ejemplo, Rebel Heart merecía
ocupar una posición más importante en el tracklist. Aun así, Madonna puede
darse por satisfecha. Este disco confirma que sigue estando en forma.
Nota: 7,2
Destacamos: Living For Love, Ghosttown, Iconic, Rebel Heart
0 comentarios:
Publicar un comentario