‘Beauty Behind The Madness’: demos la bienvenida al pop a The Weeknd

Atrás quedan los tiempos en los que The Weeknd subía mixtapes anónimamente a internet. Ahora, el canadiense quiere convertirse en una estrella del pop. Después de la tibia acogida tanto de público y crítica de su disco de debut Kiss Land, sobre todo comparada con las mixtapes reunidas en Trilogy, ha dado un giro a su carrera. En menos de un año, el cantante ha pisado en cuatro ocasiones el top 10 del Billboard Hot 100, un éxito culminado con el número 1 de Can’t Feel My Face en la famosa lista.
Todo empezó con su dueto junto a Ariana Grande, con el que se dio a conocer al gran público y coincidió por primera vez con el todopoderoso Max Martin. A partir de ahí, llegaron su participación en la banda sonora de Cincuenta sombras de Grey y colaboraciones con Martin. Un ascenso al estrellato que debería confirmar Beauty Behind The Madness. Este disco lo acerca al pop, sí, pero sin que The Weeknd pierda aquello que lo hizo famoso en la red.
Se mantienen en este álbum las atmósferas lúgubres y tensas y el personaje autodestructivo y taciturno que es The Weeknd. Pero también hay espacio para la luminosidad. El arranque así lo muestra uniendo ambas facetas en una Real Life en la que unos fantasmagóricos sintetizadores sirven de base para la confesión del artista, quien canta que todas las mujeres a las que ama lo alejan de ellas. O en Losers, un juego constante de instrumentos. Muy acertado ese final lleno de trompetas. Eso sí, la presencia de Labrinth se queda en algo anecdótico. Su ausencia ni se habría notado.
Canciones como la lujuriosa Often o la hipnótica, oscura y siniestra The Hills recuperan el sonido de Trilogy. Al igual que lo hace Acquainted, con un base trap y un cambio de ritmo hacía el final que le permite llegar a los seis minutos sin cansar. Conviven sin problemas con las producciones de Max Martin hechas pensando en la radio y con la sombra de Michael Jackson planeando. Basta una sola escucha de la irresistible Can’t Feel My Face para darse cuenta de que estaba destinada a ser un hit que, meses después, mantiene intacta su frescura. Igual de bien funciona In The Night. Dos canciones las separan en el tracklist quizá para separar los dos momentos más pop del disco. Son la acústica Shameless, también firmada por Martin, y Earned It, el éxito de Cincuenta sombras de Grey que termina haciéndose pesado a pesar de su elegancia y buena producción. O puede que su sobreexposición haya jugado en su contra.
Curiosamente, las estrellas invitadas se han guardado para el final (la anunciada contribución de Kanye West se ha quedado en la co-producción de la estupenda Tell Your Friends). Ed Sheeran canta en Dark Times, donde ambos artistas intentan encajar sus estilos sin mucha suerte, ya que el resultado parece un tema de Sheeran. Mejor resuelta está la colaboración de Lana Del Rey, Prisoner, con quien tarde o temprano tenía que grabar algo. ¿O no es The Weeknd el tipo de hombre problemático sobre el que tanto canta Lana? No extraña, pues, que aquí traten temas recurrentes de su repertorio. Podría haber sido un final perfecto para el disco, aunque esa función ha recaído de manera igual de conveniente en Angel, una balada in crescendo en la que el artista desea a su chica que encuentre a alguien a quien querer.
Con Beauty Behind The Madness, The Weeknd ha sabido revitalizar su carrera. El cantante ha trasladado su oscuro universo a un terreno menos denso, un cambio que ha manejado sin problemas. Este es el álbum que marca su salto al pop. Por suerte, no se la ha pegado por el camino.

Nota: 7,7
Destacamos: Often, Can’t Feel My Face, In The Night, Prisoner
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